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lunes, 20 de mayo de 2002

Espejo, ojo y pintura

El espejo es incapaz de fijar la imagen del objeto reflejado. No tiene memoria. Aunque pongamos mil veces la manzana delante del espejo,  si la quitamos de delante suya y le preguntamos al espejo por ella, no sabrá quién es. El hombre, por el contrario, tiene medios fisiológicos que le permiten retener las imágenes de los objetos reflejados. Además, tiene una ventaja sobre los espejos, y los sueños lo atestiguan: el hombre es capaz de producir por sí mismo las imágenes de los objetos reflejados cuando estos no están presentes. La pintura es el medio por el cual el hombre fija un valor referencial cromático de un objeto de un modo externo, objetivo y público. Las imágenes sensibles del mundo externo, tanto en vigilia como en sueño, son internas, subjetivas, no públicas. La pintura se presenta así como el medio por el cual el hombre exterioriza sus imágenes sensibles.


Primero tenemos el valor referencial cromático de una manzana, que es externo y público; después tenemos el valor referencial cromático de la manzana existiendo en la retina del hombre, volviéndose interno y privado; y por último tenemos el valor referencial cromático de la manzana  existiendo en el lienzo, retornando a ser externo y público. La diferencia entre el primer momento y el último momento estriba en lo siguiente: en el primer momento el valor referencial de la manzana viene dado con el cuerpo de la manzana, y en el último momento el valor referencial manzana es producido por la mano del hombre, no viene dado.

Mayo 2002


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