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miércoles, 22 de mayo de 2002

Forma y significado


Será conveniente diferenciar la palabra en sí misma de su forma y de su significado. Podemos usar la forma escrita ordinaria de una palabra para representar, no sólo a la misma palabra como unidad compuesta de forma y significado, sino también para representar o bien la forma o bien el significado considerados independientemente uno de otro. Esto es lo que suele hacerse en el uso metalingüístico ordinario del español y otras lenguas. Sin embargo, es necesario establecer convenciones tipográficas distintivas con vistas a dejar claro cuál de estas tres diferentes funciones metalingüísticas está  cumpliendo una forma en cada caso particular.
En este texto, las palabras y otras expresiones que posean forma y significado aparecerán encerradas entre apóstrofos; para aludir a las formas se utilizará la cursiva; y las expresiones que se refieran al significado se encerrarán entre comillas. Por ejemplo, la palabra ‘banco’ tiene la forma banco  y significa “asiento alargado”. 

                              John Lyons,  Lenguaje, significado y contexto





En el uso metalingüístico  del lenguaje, de acuerdo con las propias explicaciones de John Lyons, se establece una relación de representación  entre el lenguaje con el que se habla (el representante) y el lenguaje del que se habla (el representado). En el ámbito del representante resultan claras las distinciones entre la palabra como unidad de forma  y significado, la forma y el significado. Ciertos rasgos tipográficos nos permiten establecer  tales distinciones de forma totalmente perceptible: los apóstrofos para la palabra como unidad de forma y significado, la cursiva para la forma, y las comillas para el significado. Pero en el ámbito del representado esas distinciones no son tan  perceptibles. Cuando se habla de la palabra como unidad de forma y significado, no sabemos cómo se ha constituido dicha unidad. Cuando se habla de la forma de la palabra considerada independientemente del significado, podemos decir que es la parte física del signo, su parte perceptible. El saber que tenemos sobre la forma de la palabra parece ser aquí el único que es claro y certero. Y cuando hablamos del significado, no sabemos cuál es la naturaleza del significado: de qué material está construido y cuál es su forma de existencia. Por lo tanto, el uso metalingüístico del lenguaje nos proporciona la ventaja de avanzar en estudio del lenguaje de forma intuitiva,  motivado evidentemente porque carecemos de métodos para acceder directamente al estudio del lenguaje. Pero tiene una gran desventaja: olvidarnos de que la investigación debe centrarse en el ámbito del representado y no en el ámbito del representante. Tenemos al representante a primera vista, ahí delante de nosotros, mientras que el representado queda oculto y olvidado. Lo mismo sucede en las democracias parlamentarias occidentales: los representantes, los parlamentarios, son personas concretas de las que conocemos sus intereses e ideología, mientras que los representados, los ciudadanos, son los eternos olvidados.

Una vez que hemos dejado claro que el uso metalingüístico del lenguaje no nos sirve para aclarar la naturaleza del significado, vamos a plantear dicho problema de forma distinta a como lo ha hecho John Lyons. En vez de hablar del significado de las palabras, hablaremos del proceso de significación. Y diremos que en todo proceso de significación hemos de distinguir dos aspectos: el objeto significado y el contenido significado. Así, por ejemplo, la palabra ‘banco’ la usaremos para  nombrar el objeto que queremos significar, mientras que la secuencia de palabras ‘asiento alargado’ la usaremos para nombrar el contenido que queremos significar en dicho objeto. Por lo tanto, he elaborado el concepto de proceso de significación, por una parte, distinguiendo en el ámbito del mundo exterior entre objeto significado y contenido significado, y en el ámbito del lenguaje, recurriendo al uso nominativo de las palabras. Aquí no hay ninguna clase de oscuridad.

Analicemos ahora el problema en el ámbito de la teoría del conocimiento. En todo proceso de conceptualización debemos distinguir dos aspectos: el objeto del concepto y el contenido del concepto. Así, por ejemplo, usaremos la palabra ‘banco’ para nombrar el objeto que queremos concebir y la secuencia de palabras ‘asiento alargado’ para nombrar el contenido que concebimos en dicho objeto. Resulta obvio que las expresiones ‘objeto significado’ y  ‘objeto del concepto’ son semánticamente equivalentes. Lo mismo sucede con las expresiones ‘contenido significado’ y ‘contenido del concepto’. Sin darnos cuenta nos hemos visto conducido del significado al concepto, llegando a la conclusión de que aquí, en lo que llevamos analizado, concepto y significado son lo mismo.

Sigamos avanzando. Si buscamos en el diccionario el significado de la palabra ‘banco’, leeremos lo siguiente: banco. asiento alargado. Es obvio que esta expresión es una elipsis del siguiente juicio: el banco es un asiento alargado. John Lyons procedió del siguiente modo: su punto de partida fue la palabra como unidad de forma y significado, y después pasó a representar la forma y el significado de manera independiente. Pero no sabemos cómo paso de un estadio a otro. Sin embargo, de acuerdo con lo afirmado anteriormente, el verdadero punto de partida no es la palabra ‘banco’, sino el juicio ‘el banco es un asiento alargado’. En el juicio ‘el banco es un asiento alargado’ las expresiones ‘banco’ y ‘asiento alargado’ están unidas externamente mediante la palabra ‘es’. Si ahora hacemos abstracción de la palabra ‘es’ y ponemos un punto después de la expresión ‘banco’, obtendremos la representación  de la forma de  palabra banco existiendo separada  de su significado “asiento alargado”. Por lo tanto, el punto de partida es la unidad externa de la forma y del significado tal y como se da en el juicio, y no la unidad interna entre forma y significado que se da en la palabra. No está de más advertir que la realidad del concepto, tal y como afirmó Hegel, es el juicio. El juicio es la única forma de existencia del concepto. No hay otra forma de saber de él. De ahí que debamos desechar por completo la noción de que el concepto sea una imagen mental.   

Avancemos un poco más. Si le pregunto al lector qué significa la palabra ‘banco’,  me responderá que la palabra ‘banco’ significa asiento alargado. Y si le pregunto qué es un banco, me responderá que un banco es un asiento alargado. En ambos caso me dará la misma respuesta. Por lo tanto, preguntar por el significado de una palabra equivale a preguntar por el ser del objeto significado por esa palabra. Hemos pasado, sin ser conscientes del todo, del ámbito del lenguaje al ámbito del mundo; pretendiendo hablar del significado de las palabras, hablamos en realidad del ser de los objetos significados por las palabras. Por lo tanto, resulta evidente, por todo lo dicho hasta ahora, que el significado del que habla John Lyons  es el significado en el sentido del concepto.

Voy a referirme, por último, a la forma de hablar sobre el significado. Solemos hablar del significado de las palabras. Pero si en vez de hablar del significado de la palabra habláramos del objeto significado, nuestra percepción del problema sería más clara. Y si en vez de hablar del objeto significado a secas habláramos del objeto significado por la palabra, nuestra percepción sería, además de clara, precisa. Qué diferente es hablar del significado de las palabras, que no sabemos lo que es, que hablar de los objetos significados por las palabras, que sí sabemos con claridad lo que es. Si quisiéramos afinar aún más, diremos que las palabras no significan los objetos, sino que es el hombre quien significa los objetos por medio de las palabras. Significar no es otra cosa, en principio, que convertir los objetos en palabras, en signos lingüísticos. El problema del significado se debería plantear en los siguientes términos: ¿cómo los bancos se convierten en los objetos significados por la forma banco? De esta manera se evita la confusa y mal planteada  pregunta  ¿qué es el significado?
31 de marzo de 2002



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