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sábado, 22 de mayo de 2004

Cosas materiales y cosas mentales (La falta de precisión)

Rom Harré y José Miguel Sagüillo, en su obra El movimiento anti-metafísico del siglo veinte, Akal 200, página 9, dicen lo siguiente: “La experiencia de la vida cotidiana nos presenta dos categorías de seres: las cosas materiales (por ejemplo las coles y las ciruelas), y las cosas mentales (por ejemplo un deseo ardiente por un plato de mejillones)”.


Esta forma de expresión es clásica en el pensamiento anglosajón y en el empirismo y positivismo en general. Son extremadamente simples y su descripción de los fenómenos que investigan es muy pobre. Cosas materiales son tanto las coles y las ciruelas como el plato de mejillones. Sin embargo, Harré y Sagüillo incluyen el plato de mejillones dentro de las cosas mentales. En el deseo de un plato de mejillones hay que distinguir dos cosas: el estado subjetivo del deseo, que debe ser catalogado como vivencia, y el objeto del deseo. El objeto del deseo, en el caso del plato de mejillones, es una cosa material. Si seguimos a Brentano, que no a Harré y a Sagüillo, diremos: el deseo de un plato de mejillones supone la representación del plato de mejillones. Dicho de otro modo: nada puede ser deseado si no es representado o percibido. Y en este sentido podemos afirmar lo siguiente: el plato de mejillones en tanto objeto representado de un deseo es una cosa mental. Aunque esta expresión, la de cosa mental, es muy desafortunada. El deseo, todos lo sabemos, no sólo es un estado de la mente, la representación del objeto del deseo, sino también un estado del cuerpo. Un deseo largamente alimentado pero no realizado, enferma al cuerpo: nos quita las ganas de comer e incluso las de vivir. De manera que la distinción entre cosas materiales y cosas mentales llevada  a cabo por Harré y Sagüillo es imprecisa y pobre.

13 de marzo de 2004.

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