Translate

sábado, 22 de mayo de 2004

Hegel boca abajo y boca arriba

Para los marxistas es muy importante aclarar las relaciones entre Hegel y Marx, entre el idealismo dialéctico y el materialismo dialéctico. Debemos de saber que la educación filosófica actual en los países occidentales silencia a Hegel. Es un modo indirecto de silenciar a Marx. También debemos abandonar algunos tópicos sobre el lenguaje de Hegel que lo determinan como un lenguaje enrevesado y abstruso. En Hegel hay un rigor, una precisión y una riqueza categorial que no encontramos en ninguno de los pensadores empiristas y positivistas más afamados. La diferencia entre los empiristas y Hegel es la diferencia entre el pensamiento superficial y el pensamiento profundo, y no entre el pensamiento claro y el pensamiento enrevesado. No digo que el lenguaje de los empiristas no sea claro, y con cierto grado de rigor, pero es pobre en contenido si se le compara con el pensamiento de Hegel. El mundo es muy complejo y Hegel es de los pensadores que mejor han dado expresión teórica a esa complejidad. Vladimir Ilích, cuando estudió La Lógica de Hegel, comprendió que había que hacer justicia con ese grandioso pensador, hasta el punto de afirmar que sin comprender esa obra era imposible entender El Capital. Y hoy día sigue siendo aún más necesaria esa justicia. El mayor enemigo de la filosofía marxista  en la actualidad es la filosofía empirista en forma pura o en su versión neopositivista o kantiana. Y el mayor antídoto contra esas corrientes filosóficas, que son las dominantes en las sociedades capitalistas, es el pensamiento de Hegel. Así que debemos ver en Hegel un aliado fundamental del marxismo en su lucha contra la concepción burguesa del mundo.


En Lecciones sobre la filosofía de la historia, de Hegel, editado por Alianza Universidad, 1994, página 67,  podemos leer lo siguiente: “la idea es la realidad como espejo y expresión del concepto”.  De entrada afirmaremos que este juicio es una afirmación idealista. Para convertirla en una afirmación materialista,  sólo tendremos que seguir el consejo de Marx: ponerla boca abajo. Y si así lo hacemos, obtendremos la siguiente afirmación: la idea es el concepto como expresión y espejo de la realidad. Lo primero que debemos tener en cuenta aquí es si aceptamos las distinciones establecidas por Hegel, esto es, si hacemos nuestro el contenido conceptual expuesto. Yo, por mi parte, lo acepto y lo asumo. Acepto la necesidad de distinguir entre realidad y concepto y asumo que su relación es la de expresión. Lo único que cambio es la posición de los dos lados relacionados: primero pongo la realidad y después el concepto. Y en consecuencia afirmo que es el concepto el que expresa la realidad y no la realidad la que expresa el concepto.

No obstante, no me paro ahí. Reflexiono sobre lo que significa la dialéctica y sobre el hecho de  que yo he asumido como mía esa línea filosófica. Y de acuerdo con esta línea filosófica nunca las cosas son sólo de un lado, en este caso, sólo del lado que va de la realidad al concepto. Así no habría movimiento, no habría retorno y, por lo tanto, tampoco progreso. Si el movimiento sólo fuera en una dirección, siempre tendría que partir de cero, como si no hubiera avanzado nada. Mi pensamiento no sería fluido, como el río de Heráclito, sino que llegaría a un punto de cierre y ahí se acabaría todo, y vuelta a empezar. Así que ahora pondré boca arriba la afirmación de Hegel y diré: la realidad es la objetivación del concepto.  Vuelvo a aceptar las distinciones conceptuales establecidas por Hegel, la existente entre realidad y concepto, lo que modifico ahora es la naturaleza de la relación, y así hablo de objetivación. Tenemos pues dos lados: la realidad y el concepto. Tenemos un ciclo con dos fases: la que va de la realidad al concepto y la que va del concepto a la realidad. Y tenemos dos relaciones: la de expresión y la de objetivación. Y, por último, el punto de llegada de una fase es el punto de partida de la segunda fase. Pero si lo consideramos como ciclo, el punto de partida y de llegada es el mismo: la realidad o el concepto. Consideremos la primera de estas formas cíclicas: R-C-R. Parto de la realidad, lo expreso mediante un concepto, y luego objetivo el concepto obteniendo una nueva realidad. Consideremos ahora la segunda de estas formas cíclicas: C-R-C. Parto del concepto, lo objetivo  como realidad, y a partir de ésta obtengo un nuevo concepto. 

23 de marzo de 2004.

No hay comentarios:

Publicar un comentario