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domingo, 23 de mayo de 2004

La identidad ideológica

No considero a la ideología como si fuera una e indivisa, frente a la cual cada uno de nosotros la interpretara de manera distinta, sino que la considero como una multiplicidad de la que cada uno de nosotros destaca el aspecto que más le interesa. No interpretamos la ideología de manera distinta, sino que destacamos de la ideología aspectos distintos. Por ideología entenderemos la concepción general que tiene cada persona sobre el mundo, y que incluye contenidos económicos, políticos y filosóficos. Así que de modo general se puede decir que cada persona tiene una identidad ideológica. No obstante, hay que observar que hay personas que tienen su ideología muy elaborada y otras no. Hoy hablaré mediante un ejemplo concreto del carácter negativo de la ideología de la extrema izquierda, en la que milité durante cinco años de mi vida.


Si hay una fuerza política para la que la identidad ideológica es clave esta no es otra que la extrema izquierda. Pero la ideología de la extrema izquierda se caracteriza por su generalidad, pobre concreción, y por reducirlo todo a consignas y a frases sueltas. Los militantes de extrema izquierda dominan ciertas ideas esenciales, pero desconocen por completo las ideas aparentes. Dicho de otra forma: viven tan enajenados con ciertas ideas esenciales que son incapaces de hablar en el lenguaje corriente y explicar sus consignas a la gente sencilla. El lenguaje de la extrema izquierda  puede ser entendido como un muro que   te separa de la gente, que termina por aislarte del mundo, haciéndote sentir como  un absoluto incomprendido. El militante de extrema izquierda no ve las posibilidades del cambio en los propios resultados del capitalismo, sino en las ideas que tiene en su cabeza. Cree que la energía social proviene de las ideas, cuando en realidad proviene de las necesidades y de los intereses de las grandes masas. La política de la extrema izquierda se caracteriza igualmente por no saber de alianzas, de pasos intermedios, de concesiones y de transiciones. Para la extrema izquierda el mundo tiene que cambiar de golpe y sin concesiones. Para la extrema izquierda no hay pasos atrás ni retiradas, siempre hay que seguir hacia delante con la cabeza en alto.

Sucedió que durante los años sesenta la extrema izquierda se hizo con el poder del estado en China, y al grupo que encabezó  ese movimiento reaccionario se le llamó la banda de los cuatro. Al movimiento se le llamó Revolución Cultural Proletaria, pero bajó su funesta existencia fueron asesinadas más de 80.000 personas. Esto es un caso de enajenación ideológica: un movimiento reaccionario era pensado por sus protagonistas como un movimiento revolucionario. Son esta clase de hechos los que hacen que una palabra que en sí misma y en ciertas épocas haya tenido un significado grandioso, se convierta en una palabra a la que a la gente le traiga recuerdos muy dolorosos. Igual sucede con la palabra ‘comunista’ en los países del Este europeo. Esto es un ejemplo de contradicción básica entre lo que se dice y lo que se hace, que se puede decir una cosa y hacer lo contrario, provocando que el significado de una palabra como ‘revolución’ se convierta en su contrario: reacción.

¿Cuál fue el medio semiótico que empleó la banda de los cuatro para perpetrar sus asesinatos? El método de la etiqueta. Concebían que la lucha de clases fuera la única y absoluta lucha humana, que todo lo tiñera de su propio color, que en todo estuviera por medio. El resto de las luchas, la económica, la política  y la artística, sólo eran por medio de la lucha de clases. De ahí que todos los ciudadanos chinos fueran etiquetados como rojos o como blancos. ¿Y cómo se lograba esto? Poniendo un cuadro rojo, esto es, un militante de cierto rango del Partido Comunista Chino, en todas las empresas, asociaciones e instituciones del país. No había nadie que escapara al etiquetado de rojo o blanco. Y eras rojo si decías sí a la política del Partido Comunista Chino y eras blanco si decías no, ponías objeciones o formulabas matices. Y si la hostilidad llegaba a ciertos límites, el blanco era catalogado como contrarrevolucionario y mediante un juicio sin garantías procesales era condenado a  muerte. Les repito, por último, la idea inicial: he hablado sólo de uno de los aspectos de la ideología y atendiendo a determinados intereses políticos, esto es,  al interés de desenmascarar el carácter reaccionario de la extrema izquierda.

31 de enero de 2004.

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