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domingo, 15 de junio de 2008

Existencia y realidad

Pregunta Amador si hay algún sabedor profesional que pueda hablar de la existencia y de la realidad. Y nos pone un ejemplo donde aparecen enfrentadas ambas categorías: “El zapatero remendón existe, pero la industria del calzado es la realidad”.


Es una idea de Marx, expuesta en “La ideología alemana”, que fruto de la división del trabajo los conceptos terminan por sustantivarse y por aparentar que tienen una vida propia e independiente. Y esto es lo que ha ocurrido con los conceptos de existencia y realidad. Muchos filósofos los tratan como entes sustantivados dotados de vida propia. Y en este marco de tratamiento, los conceptos se vuelven rígidos y se erigen frente a la vida como si fueran algo esencialmente distintos de ella, en vez de mostrar lo que son: una expresión más de la vida.

En el ejemplo que nos pone Amador dichos conceptos filosóficos se presentan vinculados con un hecho económico, esto es, vinculados con la vida. Y eso es lo que haré: analizaré ese hecho económico. Y en ese marco concreto veremos que alcance y significado tienen los dos conceptos filosóficos de los que Amador quiere mayor conocimiento.

En la época feudal los zapatos los hacían los artesanos. Y cuando  el capitalismo empezó a dar los primeros pasos, también los zapatos los hacían los artesanos. Puesto que el capitalismo toma primero las fuerzas productivas tal y como las hereda del feudalismo y posteriormente las revoluciona. Pero cuando surgió la industria zapatera el artesano zapatero prácticamente desapareció. ¿Por qué? Porque si el artesano zapatero hacía en ocho horas de trabajo 4 zapatos y los vendía, por ejemplo, a 10 euros el par, la industria zapatera hacía en las mismas horas de trabajo 400 zapatos y vendía a 2 euros el par. De manera que la incursión de la industria zapatera en la realidad hizo que el artesano zapatero desapareciera de la realidad.

Pero el zapatero volvió a surgir, volvió a retornar a la realidad, pero esta vez no ya como fabricante de zapatos sino como zapatero remendón. Y así es, cuando se nos rompe la hebilla o el tacón del zapato, lo llevamos al zapatero para que nos lo arregle. Pero mucha gente prefiere comprarse un zapato nuevo que remendarlo. En la economía global la participación del zapatero es prácticamente insignificante. De ahí que podamos decir que el zapatero remendón existe, y así lo vemos en pequeños locales, pero la realidad que constituye hoy día el calzado está determinada en la esfera de la producción por la industria zapatera en un 99,99 por ciento.
16 de febrero de 2008.






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