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viernes, 29 de julio de 2011

Ser, realización y negación

(Debate celebrado en el foro Filosofía y Pensamiento)


Aconsejo al lector que antes de leer este trabajo lea este otro en mi blog: “Realización y negación, (Hegel por medio de Marx)”:




Respondo primero a Wilbert Tapia. Plantea primero que es necesario aclarar los conceptos de “realización” y de “negación”. Con respecto al primer concepto hace la siguiente conjetura: “Puede ser que el pan se compre, pero que no se consuma; o puede ser que se consuma en parte; o puede ser que el pan se compre para servir de adorno”. Y con respecto al segundo concepto hace esta otra conjetura: “La negación, imagino, no se utiliza en su sentido lógico, sino en otro sentido, pero por qué asumir este otro sentido”.





Resolvamos la primera cuestión. Si el pan se compra, que es lo mismo que decir que el pan se vende, el precio del pan se ha realizado, El precio es la existencia puramente nominal del dinero. Nadie toma el precio por dinero real. Marx dice que el precio es la mirada amorosa que la mercancía le echa al dinero. Sólo si se vende, el precio de la mercancía se realiza, esto es,  el dinero nominal se transforma en dinero real. (El verbo se hace carne). De este modo Wilbert tiene otro ejemplo particular para entender el concepto de realización. Yo le aconsejo a Wilbert, como aconsejo a todo el mundo, que primero se haga con los ejemplos particulares que ilustran los conceptos, antes de querer captar sus esencias en toda su profundidad y alcance. Por regla general se hace al revés, se parte de una definición general de un objeto o hecho y se recurre después a uno o dos ejemplos y ya está. Lo fundamental cuando nos remitimos a lo particular es que nos obliga a analizar. Y de ese modo los conceptos que obtenemos están sólidamente fundamentados. Debe saberse que los conceptos tienen su origen en lo particular; y quien quiera mantener los conceptos claros, debe continuamente alimentarse de lo particular.



Wilbert Tapia afirmó que el pan se compró pero no se consumió. Luego no se realizó como valor de uso. El pan se endureció y su propietario lo tiró a la basura. La utilidad del pan, servir de medio de consumo, no se realizó. Es cierto que el pan se tiró cuando aún conservaba sus propiedades nutritivas. Así que tirar a la basura el pan supuso negar que se realizara como valor de uso. Negar significa aquí impedir que el pan se realice como valor de uso. No sé lo que puede significar “negar” en otro contexto. Los conceptos siempre deben quedar determinados por la red de sentido generada por los sistemas de conceptos a los que pertenecen.



Dice ahora Wilber Tapia que puede que el pan se consuma en parte. Todos los valores de uso están determinados cuantitativamente y tienen su específica medida. La medida del pan es su peso. Supongamos que el peso del pan es cuestión sea de 100 grs. Supongamos ahora que su comprador sólo consumió 50 gramos de pan y el resto lo tiró. En este caso diremos sencillamente que sólo la mitad del pan comprado se realizó como valor de uso y la otra mitad no. A continuación dice Wilbert que a lo mejor el pan se compró como adorno. En este caso su consumo es puramente estético. Su comprador le pedirá al panadero que lo haga lo más duradero posible y lo más bonito que pueda. Pero más tarde o más temprano, transcurrido supongamos un mes, el pan estará inservible, se cuarteará o se llenará de moho. Ya no cumplirá con su función estética y su propietario lo tirará a la basura. Todo valor de uso tiene su duración.



Vayamos ahora al asunto de la negación. La negación puramente lógica, la negación formal, se logra poniendo la partícula “no” delante de la expresión que se quiere negar. Primer ejemplo: Llueve. Negación: no llueve. Segundo ejemplo: Tierra seca. Negación: Tierra no seca.  Y tercer ejemplo: La casa es de color azul. Negación: La casa no es de color azul.  De estas tres negaciones la más aceptable es la primera, las otras dos son bajo el punto de vista conceptual insuficientes. Si decimos que la casa no es de color azul, no sabemos de qué color es. Y si decimos que la tierra no está seca, no lo decimos pero suponemos que la tierra está húmeda.  En el caso del color azul, cualquier otro color, el amarillo, el verde, etc., es la negación del color azul y no el puro no. Y en el segundo caso la negación de lo seco es lo húmedo.  Aconsejaría a Wilbert Tapia, no sé si tiene hijos, que piense cómo emplea el no cuando habla con sus hijos. Le aconsejaría que situara el no en toda la trama lingüística y contexto práctico al que pertenece. Debe saber Wilbert Tapia que los lógicos formales se abstraen del concreto del que forma parte el uso de la partícula “no”. Pero esto no es así en la vida real.



Recapitulemos una cuestión básica en este debate. Para no perdernos definamos primero lo que es un valor de uso. Un valor de uso es una cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas de cualquier índole. Podemos dar otra definición  de valor de uso: una cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos. Dice Marx que la utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Si un valor de uso cumple su función, esto es, se consume adecuadamente, entonces dicho valor de uso se realiza. Si un valor de uso no cumple su función, dicho valor de uso no se realiza.  Una persona que haya terminado  la carrera de ingeniero y no encuentra trabajo, no se realizará como ingeniero. Pongo este ejemplo para que Tapia tenga otro ámbito de uso de la categoría “realización”.



Respondo ahora a Fernando.  Plantea Fernando que todas las negaciones de las que yo hablo se pueden reducir a la negación de posibilidad. Y añade lo siguiente: “Así pues pienso que la negación de posibilidad es lo mismo que la negación ontológica. Y allí donde una posibilidad no está negada, allí donde lo imposible no se patentiza…la existencia puede desarrollarse”.  Esta conjetura o razonamiento de Fernando está más próxima a la categorías de “ser en sí”  y “existencia” de Hegel que a las categorías “ser” y “realización” de Marx. Una semilla es potencialmente una planta, puede desarrollarse hasta constituirse en planta, y de este modo se produce un salto desde el ser en sí a la existencia. Pero la semilla no es la planta y no puede cumplir con la función de la planta. Es una posibilidad que la semilla se convierta en planta. Pero en el caso de un valor de uso elaborado, en el caso de un pan ya cocinado, su función como medio de consumo no está aún pendiente de desarrollarse, está ya desarrollado. No es una posibilidad sino una realidad. Yo no presentaría el consumo del pan como una posibilidad. Podría hacerse, pero a mi juicio no sería el concepto más adecuado.



Plantea otra cuestión Fernando. Estas son sus palabras. “Si el pan es troceado y usado como fertilizante o alimento de cerdos porque no ha sido consumido después de varios días…¿acaso no se manifiesta otro valor de uso que no es el que primeramente le damos? Con lo cual se abre una complejidad que el concepto de destrucción no logra mostrar”.  Respondo primeramente con unas palabras de Marx contenidas al inicio de El Capital: “Es obra de la historia descubrir estos diversos aspectos y, por tanto, los múltiples modos de uso de las cosas”.



Aclaremos algunas cosas: si el pan se consume, el pan desaparece, deja de existir. El consumo de un objeto es la negación de dicho objeto, su pérdida parcial o total de su ser. Pero si el pan no se consume, no desaparece, se conserva en su existencia. Pero se endurece y ya no es apto para el consumo humano, o sí. Si lo horneamos, si lo transformamos en biscocho, puede ser apto para el consumo humano. De todos modos, un pan duro puede ser tirado a la basura y lo indigentes pueden rescatarlo de la basura y comérselo. También es cierto que los panes una vez que se endurecen, una vez que  ha finalizado el periodo de su vida útil, puede se usado para pescar o para comida de cerdos. Y de este modo termina por consumirse.  



La categoría “destrucción” la empleé en el sentido de desaparición y de pérdida de la existencia. Los conceptos tienen la propiedad de poder extender sus límites y lograr zonas de intersección con otros conceptos.  Me gustan de los conceptos su plasticidad y los entiendo y los uso de forma plástica. Así que negación, disolución y destrucción, pueden, estimado Fernando, considerarse conceptos en intersección. Es un modo de ser igual y ser diferente.










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