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miércoles, 7 de marzo de 2012

Leyendo a Marx: Valor de cambio y valor de cambio puro

Las citas de Marx las pondré entre comillas al inicio de cada comentario. Las citas pertenecen a la obra de Marx titulada “Grundrisse 1857-1858 I”. Pág. 88. En esta época Marx todavía no había establecido en términos de nombres categoriales la diferencia entre valor y valor de cambio.


Aclaración conceptual previa

Situémonos en los primeros estadios de desarrollo de la humanidad. Debemos imaginar pequeñas comunidades que vivían separadas unas de otras sin apenas conocimiento mutuo. En ese estadio histórico cada comunidad producía los valores de uso que necesitaba. Podemos denominar a esa época  el estadio de la producción de valores de uso. En un segundo estadio de desarrollo económico debemos suponer que se produjeron los primeros contactos entre las comunidades extrañas y sobrevinieron los primeros intercambios. En este estadio los excedentes se empleaban como medios de cambio. Poco a poco estos intercambios se hicieron más habituales y las necesidades de productos extraños aumentaron, hasta el punto de que ya una buena parte de la producción se hacía con vistas al intercambio. Podemos denominar a esta época el estadio de la producción de valores de cambio. A partir de ese entonces  se puso de manifiesto la  naturaleza doble de la riqueza: valor de uso y valor de cambio.

Al principio cualquier mercancía servía de valor de cambio de la otra, cualquier mercancía servía para expresar el valor de cambio de la otra. No había una mercancía que se presentara como el valor de cambio general. Pero con la generalización del intercambio de mercancías, con la repetición y regularidad de los intercambios, una mercancía fue excluida por las demás para hacer de medio general de cambio o valor de cambio en general.  Ahora todas las mercancías particulares expresaban su valor en una y la misma mercancía. Surgió el dinero. Llamamos justamente precio a la expresión del valor de una mercancía en dinero. Originariamente el papel de dinero lo desempeñó el oro y la plata.

Entremos ahora en el análisis detallado del texto de Marx.

“La circulación es el establecimiento de los precios, el movimiento en que las mercancías se convierten en precios: su realización como precios”.

Cuando paseamos por una zona comercial observamos en los escaparates mercancías con sus correspondientes precios. Podemos afirmar que esas mercancías están en circulación o se encuentran en la esfera de la circulación. Es en la esfera de la circulación donde las mercancías se convierten en precios. Los precios se presentan como una determinación de la circulación. Pero en el precio el dinero existe de forma ideal, en concreto en forma de nombre monetario. Para medir el valor de una mercancía no necesito dinero real, me basta dinero ideal, esto es, dinero en forma de nombre. Pero en la circulación no sólo se establecen los precios, además se realizan. Un precio se realiza cuando la mercancía  se vende. El dinero que estaba en manos del comprador pasa a la caja del comercio, y la mercancía que estaba en manos del comercio pasa al comprador. Dinero y mercancía cambian de manos. Esta es la función de la circulación: el intercambio de mercancías por dinero.

“El dinero hace solamente circular mercancías que han sido convertidas ya en dinero idealmente, no sólo en la cabeza del individuo,  sino también en la representación de la sociedad (de las partes que intervienen directamente en el proceso de compra y venta)”.

La asignación de un precio a una mercancía no puede presentarse como un mero acto individual, como un mero acto que ocurre en la cabeza de su propietario, pues se daría a entender que cada cual puede ponerle el precio que quiera a su mercancía. Nada de eso. En primer lugar, los vendedores se ven obligados a ponerles etiquetas a sus mercancías para comunicar sus precios a los clientes. Ya por este lado se ve que es un hecho social. Pero hay más: el precio que un productor pueda asignarle a una mercancía viene determinado por la competencia. Si le pone a su mercancía un precio más alto que la competencia, concurriendo la misma calidad, no la venderá. Luego el precio se presenta como una representación social que comparten compradores y vendedores. Así que volviendo a la cita diremos que el dinero hace circular a las mercancías después que éstas hayan sido convertidas en dinero ideal. (Les recuerdo que el precio es la conversión de las mercancías en dinero ideal o en dinero en forma de nombre)

“Para la circulación se necesitan, ante todo,  dos cosas: primero, la premisa de las mercancías como precios; segundo, no actos de cambios sueltos, sino un conjunto de cambios, una totalidad de ellos en flujo constante y alineándose más o menos en toda la superficie de la sociedad; un sistema de actos cambiarios”.

De la premisa de las mercancías como precio ya hemos hablado. Fijémonos  en las categorías “conjunto”, “totalidad” y “sistema” frente a “sueltos”. Por conjunto entendemos una  reunión de varios elementos  bajo una propiedad común, por totalidad entendemos, por ejemplo, a un ser humano que está compuesta por partes orgánicamente unidas. Al hablar de totalidad incidimos más en la unidad interna, frente a conjunto donde impera la unidad externa. Y por último hablamos de sistema, que ya no es una simple referencia a una totalidad sino  una especial referencia a función. Esto es lo que nos trata de transmitir Marx: cuando hablamos de circulación no hablamos de actos cambiarios sueltos sino de un sistema de actos cambiarios. Hay  otro aspecto que merece nuestra atención: cuando Marx habla de los actos cambiarios como una totalidad, habla que deben constituir un flujo constante. No se trata de que los actos cambiarios se produzcan una sola vez o por un solo día, o sean intermitentes,  sino que sea un flujo constante. Sólo así es posible que una totalidad se convierta en un sistema y que las partes de esa totalidad sean  interdependientes.

“Como valor de cambio la mercancía se distingue de sí misma en su existencia natural”.

La existencia de las mercancías como valores de uso es su existencia natural. Se trata aquí sólo de producir una cosa que por sus propiedades satisfaga necesidades humanas. Se designa natural porque la utilidad de un valor de uso se asienta en sus propiedades naturales. Es cierto que cualquier valor de uso se produce de forma social, esto es, mediante la participación de un conjunto de trabajadores. Así que la catalogación del valor de uso como una existencia natural no está negando el carácter de que es producido de forma social, sino señalando que la utilidad de un valor de uso reside en sus propiedades naturales y no es posible sin ellas. No está de más recordar lo que dice Marx a este respecto en su obra El Capital: “La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso. Pero esta utilidad no flota en el aíre. Condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía, no existe sin él”. (AKAL. Pág. 56).

Cuando hablamos de la mercancía como valor de cambio, su naturaleza social sale plenamente a relucir: se trata de que cada comunidad produce valores de cambio, esto es, valores de uso para otras comunidades. Así que Marx distingue la existencia natural de las mercancías, esto, su existencia como valores de uso, de su existencia social, esto es, su existencia como valores de cambio.

“Para establecer el valor de cambio de la mercancía en cuanto tal se necesita de una mediación. Por tanto, en el dinero se enfrenta el valor de cambio como algo distinto. Esta mercancía postulada como dinero es, ante todo, la mercancía como puro valor de cambio, o la mercancía como puro valor de cambio es dinero”.

Pensemos en la época del trueque o intercambio directo de productos. El productor A cambia su trigo por la seda propiedad del productor B. El trigo es valor de cambio o medio de cambio para el productor A; y la seda es valor de cambio del productor B. Pensemos ahora en la época de la circulación de mercancías: el productor A cambia su trigo por dinero y después cambia su dinero por seda. Ahora en su intercambio se ha producido una mediación: está de por medio el dinero. Y esto les ocurre a todos los productores que están presentes en el mercado. Ahora tenemos dos clases de valores de cambio: por un lado, cada mercancía particular es un valor de cambio particular y su poseedor la lleva al mercado para cambiarla por dinero, y por otro lado, el dinero es el valor de cambio general o puro, pues todas las mercancías se cambian por ella. El dinero como tal dinero sólo se usa como medio de cambio. De ahí que sea justo denominarlo valor de cambio puro.

“Pero, al mismo tiempo, el dinero existe ahora fuera de la mercancía y junto a ella; su valor de cambio, el valor de cambio de todas las mercancías, ha cobrado una existencia independiente de ella, sustantivada en su propio material, en una mercancía específica”.

Pensemos en los primeros estadios de desarrollo de la producción mercantil. Valor de uso y valor de cambio eran las dos dimensiones de cualquier elemento de la riqueza. Valor de uso y valor de cambio eran partes inseparables de una misma unidad. Pero cuando surge el dinero, cuando una mercancía específica es excluida por el resto como medida de sus valores, el valor de cambio cobra existencia independiente. Ahora todas las mercancías se presentan como mercancías particulares, como valores de uso, y el dinero como el valor de cambio puro o como la mercancía que sólo se usa como medida de valores y como medio de circulación. Ahora la distinción entre valor de uso y valor de cambio, que antes era una contradicción interna, se presenta como una contradicción externa. Las mercancías está en un lado desempeñando el papel de valor de uso y enfrente está el dinero desempeñando el papel de valor de cambio.

Pequeña valoración final

Todos los textos de Marx son muy ricos. En este sentido la economía convencional no puede comparársele. Los matices y los detalles en el pensamiento de Marx son decisivos. Algunas personas quieren ver las cosas claras de una sola mirada, en la forma de la inmediatez, y todo esto le parecen enredos innecesarios. Creo que es un error pensar de este modo. La complejidad del mundo de hoy como la del mundo de ayer no debe escondérsele a nadie. Y ante un mundo complejo se necesita un pensamiento  profundo. Marx es uno de sus grandes portadores. La economía convencional se caracteriza por una mirada superficial del ser humano y los actos económicos de éste pretende  reducirlo  a áridas fórmulas matemáticas. La actual crisis económica que tanto daño ha causado a la población  trabajadora, ha puesto de manifiesto que la llamada ingeniería financiera, las habilidades matemáticas de los ingenieros, no fue más que una estafa: un medio para que unos pocos ejecutivos se enriquecieran de forma desproporcionada. Así que abandonemos esas ilusiones en las matemáticas. Hablemos de los seres humanos y del complejo mundo económico. Abandonemos las superficialidades y retornemos a un pensamiento profundo que capte al ser humano en su integridad; y para ello es ineludible el concurso de la filosofía profunda. Y del lado de la filosofía profunda yo pondría sin duda alguna a Hegel, del que Marx tanto aprendió.










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