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martes, 3 de abril de 2012

Yo y mi circunstancia

Pako Soler, miembro del foro Filosofía y Pensamiento,  tras la lectura de mi trabajo titulado El sentido de la vida y de las cosas, http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com.es/2012/03/el-sentido-de-la-vida-y-de-las-cosas.html#more, me formula entre otras la siguiente cuestión: “También puedo encontrar cierta cercanía o similitud entre tu trabajo  y la famosa frase de Ortega en la Meditaciones: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

Mi punto de vista, en el trabajo mencionado,  era que el yo o la persona forman parte de una totalidad de cosas y relaciones. Y el sentido de la vida de ese yo o persona forma parte del sentido de esa totalidad. Entenderé por circunstancia o circunstancias el estado bajo la cual se da la totalidad de la cosas y relaciones de la que forma parte el yo o la persona. No es lo mismo vivir en un apartado pueblo africano bajo el azote de la pobreza que vivir en pleno centro de Madrid con un trabajo bien remunerado. Entre las cosas que constituyen la totalidad de la que forma parte la persona podemos mencionar los inmuebles, las carreteras, el sistema eléctrico, etcétera; y entre las relaciones que constituyen la totalidad de la que forma parte la persona podemos mencionar: las relaciones educativas, las sanitarias, las de seguridad pública, las de educación y cultura, etcétera.
Vista las cosas así, no siempre habría que salvar las circunstancias que rodean el yo. Todo lo contrario: habría que destruirlas o transformarlas de raíz, si es el caso que vivimos en el pueblo africano azotado por la pobreza. En La Sagrada Familia, en la sección titulada Batalla crítica contra el materialismo francés, Marx y Engels formulan la siguiente idea: “Si el hombre es formado por las circunstancias, será necesario formar las circunstancias humanamente”. Aquí no se afirma que yo soy yo y mis circunstancias, sino que yo soy un producto de las circunstancias. Aquí no hay suma entre el yo y las circunstancias, tal y como lo formula Ortega, sino determinación de las circunstancias sobre el yo. Pero si resulta que esas circunstancias producen un yo pobre, un yo con las más elementales necesidades sin satisfacer, un yo que sufre y no disfruta, un yo deshumanizado, entonces lo que hay que hacer es revolucionar las circunstancias, formar las circunstancias humanamente. Ahora no se trata de cómo las circunstancias determinan el yo, sino de cómo el yo modifica las circunstancias.









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