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viernes, 27 de enero de 2017

El valor: la sustancia como proceso

Al igual que el saber humano no se reduce al saber de las ciencias estatuidas como tales, del mismo modo la lógica matemática o lógica formal no abarca todas las formas lógicas del mundo. Sin embargo, hay especialistas en lógica matemática que quieren razonar e interpretar la historia o las relaciones económicas con esas herramientas, y en consecuencia no dicen grandes cosas, o dicen cosas superficiales, o le niegan la certeza al saber construidos a lo largo de la historia sobre dichas dimensiones del ser humano: la historia o las relaciones económicas. Cuando yo critico a la lógica formal, no la critico por aquella parte de la realidad –ciertas formas del pensamiento–  que representa de forma acertada, sino porque pretende someter a sus formalismos partes de la realidad de las que no puede dar cuenta de forma científica. Así que las formas lógicas del pensamiento y de la realidad representan un mundo mucho más grande que el que nos proporciona la lógica matemática.

martes, 17 de enero de 2017

Materialismo histórico y materialismo dialéctico

Si alguien me preguntara ¿es usted marxista? Yo meditaría la respuesta. No se puede hablar de la ideología al margen de lo que ha sucedido en los últimos 90 años. Ser un materialista histórico significa esencialmente tener en cuenta la historia del objeto sobre el que se reflexiona, que en este caso es la ideología marxista. Si yo señalara el gran error de los marxistas en el periodo 1920-1980, diría que fue convertir la lucha de clases en una lucha absoluta, que abarcaba todos los aspectos de la vida, sepultando la independencia del resto de las luchas sociales y haciendo del Estado un medio para anular la libertad individual.

lunes, 2 de enero de 2017

Querer y poder

Según Feuerbach “La religión tiene su propia condición de dilema o contradicción entre querer y poder, desear y alcanzar, intención y resultado, representación y realidad, pensar y ser”. Si querer fuera poder, como mantienen los idealistas burgueses, nadie creería en Dios. Tú quieres que tu amigo sea libre de una enfermedad mortal, pero ese poder no reside en ti, reside en la medicina y en sus avances, en la situación económica del enfermo y en el desarrollo de la Seguridad Social. Pero si estos recursos no son suficientes para liberar a tu amigo de la enfermedad mortal, tú recurres a Dios y a su bondad. Y esto que ocurre con la enfermedad mortal, ocurre con la insatisfacción de las necesidades básicas y con las desgracias. Son ellas las que impulsan a los seres humanos a creer en Dios. Luego querer no es poder.